Es súper importante, además de ser bien apreciada. No sería bueno mentir sobre alguna habilidad que no manejas, porque esta puede quedar al descubierto con el transcurso del tiempo, lo que puede afectar tu credibilidad como profesional.
Ahora, debes hablar solo de aquello que pueda afectar directamente tu trabajo, no comentes esas cosas que son irrelevantes y que incluso a la larga te pueden perjudicar y ser inapropiadas en la entrevista. Responder que eres una persona tímida o que tienes dificultades para relacionarte con otras personas en un puesto que requiere de estas habilidades sería cavar tu propia tumba. Hay aspectos que si bien dificultan una labor, no te impedirán realizarla, define bien de cuál de ambos se trata y decide qué decir y qué no.
Por ejemplo, decir que eres envidioso o “copuchento” puede descartarte para un puesto, y hacerte ver como una persona conflictiva, y estos defectos no se relacionan directamente con alguna labor que puedas desempeñar en un puesto de trabajo.
En resumen, lo importante es hablar con honestidad de tus debilidades, no decir cosas de más ni dejar muy expuestas todas tus falencias. Nadie es perfecto, pero recuerda que estás compitiendo con otras personas por el mismo puesto, por lo que debes jugar tus cartas de manera inteligente.
Si tienes una debilidad en algún área de trabajo, esta se puede suplir con una habilidad en otro ámbito, destaca esos aspectos para hacer tu labor más valiosa y deseable. También recalca las ganas de aprender esas cosas que aún no manejas, que te pueden hacer una persona más integral a futuro.
También es bueno enfocar todo hacia tus fortalezas. Cuando se te pregunte algo, intenta darlo vuelta a tu favor y comentando las cosas que haces bien y en las que te manejas mejor. Ten confianza en tus habilidades y demuestra que a través de esta fortaleza puedes sacar adelante las debilidades que te podrían perjudicar en el puesto al que postulas.
Repasa con anticipación todas tus habilidades y debilidades. En una entrevista se nota cuando los candidatos están preparados para responder las preguntas del seleccionador, y cuando sabes qué responder, se ve que estás consciente de las cosas que puedes y no puedes hacer. Pídele ayuda a amigos, colegas o familiares, que te ayuden a redactar una lista para tener todo a mano. Cuando te toque hablar de ellos sé breve, explayarte demasiado en ellos sería darle una importancia que no merece, y te puede hacer ver como una persona insegura y poco confiada en tus capacidades.
Algunas de las debilidades que hoy pueden ser más recurrentes en las personas son: no tener dominio del inglés, poca capacidad de trabajo en grupo, baja adaptación a los cambios, dificultad para trabajar bajo presión, ansiedad o problemas para delegar labores. Para su resolución no solo se necesita un compromiso de cambios y mejoras, sino que también hacerlo con ganas para transformarlo en habilidades a futuro y que sea parte de tu valor agregado.
La psicóloga Daniela Cofré nos comenta que “para la mayoría de las personas resulta complejo hablar de sus debilidades, y a la hora de buscar trabajo con mayor razón queremos camuflar esas deficiencias que solo nosotros sabemos. Cuando tenemos claridad de aquello que nos dificulta nuestro quehacer laboral, debemos exponerlo como un punto a superar, mencionando así mismo, las estrategias prácticas que estamos utilizando tendientes a revertir aquellas debilidades. Así, quedará reflejado que existe la voluntad de mejorar, sin tener que engañar acerca de la existencia de debilidades en nosotros, las que muchas veces suelen ser percibidas por los psicólogos o profesionales evaluadores, competentes en el área”.